martes, 11 de diciembre de 2012

Los socialmente inadaptados

Unos amigos trabajaban en una empresa que andaba de aniversario por esas épocas. Me colé a una actuación que andaban haciendo, donde concursaban diversas áreas de la empresa. Nos ubicamos en nuestros asientos en un teatro con el que la empresa contaba. Hubo un par de bailes, que son las clásicas presentaciones que son similares a las actuaciones de niños, donde es gracioso que la gente haga esas cosas cuando uno siempre lo ve en la oficina, sentado frente a una computadora.

    Hacen un intermedio, y anuncian la siguiente presentación. Comienza a sonar Rafaella Carrá, y salen 3 mujeres con ropas traslúcidas, por lo que se les notaba claramente la ropa interior. O sea, calatas. Eran de las 3 más atractivas del lugar, al parecer, por las reacciones de todos los que las miraban, gritaban, aullaban, y demás, y la verdad que no estaban mal. Ya no importaba qué hicieran a partir de ese momento, era la presentación que más iba a dar que hablar hasta el próximo aniversario.

   Una de estas 3 mujeres tenía unos ojos celetes muy atractivos, que además eran medio gatunos por ser medio achinada. No era el cuerpo lo que más llamara la atención en su caso, pero con esos ojos era suficiente para que cualquier volteara a verla si es que se te cruzara en algún momento.

   Al instante, logro percatarme que alguien de unos 38 años, con la típica pinta de ser muy inteligente pero de poca inteligencia emocional, con problemas para adaptarse socialmente, gritaba suficientemente por encima de todos "¡Eso mi gatita! ¡Eso! ¡Mi gatita!", haciendo alusión a la chica de los ojos celestes. Me dio miedo. Obviamente tenía una pasión secreta que explotó en el momento que la vio en ropa interior. No creo que jamás se hubiera atrevido a si quiera hablarle a la señorita en cuestión, pero solapado por la conmoción causada por tanto calateo, dio rienda suelta  a sus instintos y afirmó que ella era su gatita, que era de su propiedad, y que aprobaba poder verla en ropa interior. Repito; me dio mucho miedo. No creo que se diera cuenta de lo que estuviera haciendo. No creo que alguien le diría algo de eso en los días siguientes. Seguramente la gatita lo miraría de lejos, y no querría acercárcele nunca más si es que alguien le dijera que tuviera cuidado con el tipo aquel. Ni yo me le acercaría luego de verlo gritar de esa manera. Fue increíble.

   Y yo me veo reflejado en este tipo. Sé que seguramente me comporto así en algún momento, no me doy cuenta, y nadie me dice nada porque felizmente no es nada grave, o al menos no creo haber acosado a alguien en vista de todos. O tal vez sí. Eso me preocupa. Que sea tan socialmente inadaptado que no me percate. Qué miedo.

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