viernes, 25 de noviembre de 2011

Si eres inteligente o no, ya no importa


Por mucho tiempo me preocupó si yo era inteligente o no. Pero hace poco me di cuenta que he estado perdiendo mi tiempo. No interesa qué tan inteligente sea o no. Lo que importa es qué tan inteligente es lo que hago. Y para saber qué tan inteligente es lo que hago tengo que definir mis objetivos. No un único objetivo, por si acaso. No ese que ando buscando en este momento. Si no todos los que busco, y también los que no busco, pero todos al mismo tiempo.

   Me explico un poco más. Yo quiero varios objetivos a la vez. Quiero la paz mundial, tener dinero en mi bolsillo, que la flaca buenota de la oficina mte tenga ganas, y que el Perú salga de la crisis financiera y social. Quiero todo al mismo tiempo. Lo más inteligente que puedo hacer es que mis acciones colaboren con todos mis objetivos, y que por lo menos no vayan en detrimento de mis demás objetivos. ¿Y cómo rayos hago esto? Pues la verdad que diseñando bien mis acciones y midiendo sus consecuencias. Es un chambón.

    Creo que si tú lo haces, aplicando el ejemplo en ti mismo, te darás una sorpresa cuando te des cuenta que para que la flaca que te gusta te dé bola, tienes que ser al menos jefe, y para eso tienes que pagarte ese curso que te asegurará el ascenso, pero que te dejará misio por un año, y la flaca no gusta de los misios, así que ya fuiste. Es un mal ejemplo, pero entiendes, ¿no?

   El punto es que tenemos que analizar nuestros objetivos, nuestras acciones, y sus consecuencias. Nuestras acciones van más alla de lo que imaginamos. No somos conscientes de lo que conseguimos con ellas. Ojalá y veas qué acciones están yendo en contra de tus propios objetivos. Creo que por acá mas o menos está la respuesta para una sociedad más justa y con menos problemas para todos.

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