lunes, 27 de junio de 2011

Que los responsables se hagan responsables.

    Yo fui parte del equipo que trabajó en la toma del 2004 de la universidad nacional de ingeniería, en la facultad de ingeniería de Sistemas e Industrial. En esa época, se planearon hacer marchas a diferentes entes gubernamentales encargados del tema de la educación universitaria; Congreso, ANR, y no recuerdo dónde más.

    La violencia nunca fue una opción para nosotros. Sabemos que la violencia desestima nuestros pedidos justos por una mejora en la educación universitaria. Era absurdo y estúpido pensar que de esa forma conseguiríamos los cambios que se necesitaban. Pero no todos pensábamos igual. Por ello era que teníamos que andar preparados para poder controlar a aquellos alumnos que, cegados por su deseo y pasión de mejorar la universidad, pensaban que sí era una opción válida. Por ello, teníamos que tener cuidado con lo que cada uno de los que iban a la marcha, hacían. Yo tuve que pararme frente a un estudiante que estaba a punto de tirarle una piedra a un policía, y este felizmente no cometió la estupidez.
  
     Fuimos aprendiendo como protestar de maneras mejores. Fuimos aprendiendo que lo que debíamos hacer eran cambios de largo plazo. Fuimos aprendiendo a alejarnos de la violencia al momento de nuestros reclamos.
     
     Los barristas, y sus dirigentes, hasta ahora no han podido alejar la violencia del fútbol. ¿Es que no aprenden en todo este tiempo?
     
     En la época que estuvimos hablando al respecto de la mejora de la universidad, conversamos con varios especialistas, y los trajimos a la universidad a dar charlas y conferencias. La única explicación para que las autoridades universitarias no se preocupen en mejorar la universidad, es porque les conviene mantenerlas en ese estado calamitoso.
     
     Lo mismo sucede con los dirigentes del fútbol peruano, y lo mismo sucede con los dirigentes de las barras bravas. La mediocridad de los clubes, la mediocridad de la gestión universitaria, y la violencia de las barras no son gratuitas. Quienes las alientan de manera directa son tan responsables como quienes no las detienen de manera directa o indirecta. Los que tienen cargos de responsabilidad ante grupos de personas no pueden quedarse de brazos cruzados mientras sus dirigidos realizan desmanes. Si no han hecho nada por cambiar esa dinámica, son igual de responsables que el que tira la piedra. Cuando los que no se oponen a la violencia, pero siguen apoyando a sus equipos entiendan que ellos son parte del problema, creo que podremos ver que la violencia en el fútbol, y esa violencia es la que afecta a gran cantidad de gente, porque todos admiten que la violencia solo genera más violencia, pero nadie pareciera estar dispuesta a detenerla.

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