Conocí a Lalo por Cuba y Arequipa. Caminaba solo y parece que intentaba encontrar a alguien amigo. Lo primero que pensé fue en que podría ser peligroso. Pero luego vi como era que reaccionaban todos los demás y me di cuenta que nadie lo iba a ayudar. Era un peligro solo para sí mismo. Era obvio que era una persona con discapacidad mental y parecía no ser capaz de comunicarse. No estaba descuidado así que debía tener una familia que se encargaba de él, así que seguramente se había perdido. Lo seguimos para ver si en el camino encontrábamos a alguien que pudiera retenerlo y ver si es que su familia lo encontraba. Mi primera idea fue encontrar a un policía pero mi segunda idea fue encontrar un serenazgo. Encontramos a uno custodiando un puesto de artesanías y parecía que se iba a encargar, pero no. Solo se acercó a sus compañeros y no hizo más. Lo continuamos siguiendo para ver si encontrábamos ahora a un policía que lo pudiera ayudar, por lo que se me ocurrió llamar al 105. Di una descripción clara y dijeron que mandarían a un patrullero. Lalo avanzaba muy rápido y no veía ningún patrullero cerca. Decidí intentar con otro serenazgo, porque para el momento ya estábamos entrando a Jesús María. Preguntaron si Lalo tenía síndrome de down, por lo que me pareció que andaban buscando a alguien así, pero su interés desapareció y tuvimos que seguir acompañándolo de lejos para ver cómo podíamos ayudarlo. Divisamos en el camino que estaba tomando Lalo, algo que parecía una comisaría para que la policía se encargara de retenerlo. El policía intentó pero Lalo decidió no detenerse. Era como si su familia le hubiera enseñado que no se fuera con extraños. Lamentablemente esta lección la había aprendido bien. Y creo que sí estaba buscando familiares porque cuando veía a personas muy blancas y con ojos de color claro los intentaba seguir. También cuando veía niños parecía responder como si fueran conocidos.
Cuando ya andábamos por Breña pasó al frente de una comisaría y le di la descripción al policía , e intenté detener a Lalo y que me acompañara a la comisaría. Creo que me explicó que él vivía en un cruce y en un edificio. Nunca pude ver si es que tenía algo que pudiera decir su dirección o su nombre real. Ese fue mi último intento después de 2 horas de haberlo seguido para tratar de ayudarlo. La única manera de hacer que vaya conmigo al parecer era por la fuerza, y no me parece que era una solución adecuada. Lalo se fue caminando por las calles de Breña sin rumbo conocido y espero que su familia lo haya podido encontrar. Lamentablemente no tenía batería para tomar una foto. Mis mejores deseos para ti, Lalo. Tenemos que hacer algo más de lo que hacemos. No nos damos cuenta de la cantidad de gente que dejamos fuera simplemente por ser diferente.
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