viernes, 24 de mayo de 2013

"Ella es mi consuelo"


Me cuenta:

   Ella siempre se rascaba unas heridas que le salían en la piel. Se lastimaba a pesar de tener menos de 2 años. No entendía porqué. Le curaba constantemente e igual aparecían estas heridas. Decidí llevarla al seguro porque ya no era normal. Ella comía mucha naranja. El Dr. me explicó que la acidez le había estado alterando el ph. Que eso había provocado llagas en su interior. Las heridas externas eran una expresión de las internas. Estaba mal. "No hay nada que podamos hacer, señora. Solo rezar". No contenía nada. Incluso el suero lo expulsaba inmediatamente. Yo misma intenté alimentarla y era desesperante ver como todo salía apenas entraba. Había que esperar. Y mientras eso, llamé a casa para saber cómo estaba mi otra hija, y me dijeron que mi niña andaba en el hospital, de 9 años. Internada de apendicitis, al parecer. Tuve que decirle al Dr. que tenía que ir a ver a mi otra hija. Cuando llegué a verla estaba en cama con su vientre muy hinchado. Le pregunté a la Dra. el porqué de tal hinchazón y dijo que estaban esperando los análisis. Había sido internada 5 am. Ya eran las 9:00 am y aún estaban esperando. Le dije a la Dra. que hiciera algo porque era demasiada la hinchazón del vientre. La Dra. me preguntó si estaba segura y sí que lo estaba, así que inmediatamente pasó a la sala de operación. Esa hinchazón era peritonitis seguramente y no había tiempo que perder.

   Mientras la operaban volví donde mi bebe. Desesperada, no entendía porqué Dios me hacía esto. Porqué dos de mis hijas estaban así de mal, y me desvanecí de pronto. Cuando desperté estaba en una cama de emergencia. "Está embarazada señora". Me eché a llorar. No podía creer que todo me pasara a la vez. Una hija es una bendición pero una noticia así ahora traía más confusión. "Dios sabe lo que hace. Le da una hija cuando le quita otra" me dijo el Dr. Fui a ver a mi bebe. Desde su habitación podía verse la capilla del hospital. Entonces me arrodillé y comencé a orar. "Señor; que se haga tu voluntad. Si tú has decidido quitarme una hija para darme otra, que así sea". Y entonces de pronto mi bebé dijo "mamá, quiero teta". Llamé gritando desesperada al doctor. "Doctor, doctor; me está pidiendo teta" le dije. "Entonces qué esperas señora; dele" me dijo también despesperado, mientras él mismo me desabotonaba la blusa. Cuando comenzó a lactar  estuvimos esperando que retuviera la leche. La retuvo. Se había recuperado. Me eché a llorar. Felizmente mi hija mayor también se recuperó. Luego nació mi otra bebé.



   Todo esto le pasó a mi tía que ya no me dijo más porque sus ojos se hicieron agüita. Es increíble todo lo que puede pasar en la vida real.