Resumen: Explico las razones que hacen que el vóley se quede estancado como un deporte de homosexuales, y no logra un despegue como en Brasil, por ejemplo, y explico qué creo se debe hacer para cambiar esta situación.
Entendamos algo; cualquier actividad que quiera mantenerse en el tiempo, tiene que ser comercialmente viable, y para que sea comercialmente viable, tiene que haber una gran cantidad de personas dispuesta a pagar por apreciar dicha actividad, junto con todo lo que esto con conlleva, que es el marketing de dicha actividad. Es así como cualquier deporte subsiste; como hay personas que quieren verlo, hay marcas que desean publicitarlo, generando viabilidad del negocio. Los mayores ingresos de la FIFA son por este rubro; publicidad.
Ahora, para que haya gente que quiera apreciar dicha actividad, tiene que haber una característica fundamental; el deportista que desempeña dicha actividad es un ídolo, o personaje muy admirado por poseer dicha capacidad deportiva que no tiene el común de la gente, haciendo a este personaje muy especial, y una imagen a alcanzar. Así es como que en el fútbol los niños juegan haciéndose pasar como si fueran alguna estrella importante, y los adultos se compran la camiseta de dicho ídolo para jugar, haciéndose pasar por este. En las condiciones actuales, no es posible que esto ocurra con el vóley.
En alguna época de la vida social, el fútbol se apoderó de la sociedad como deporte principal, sobre todo por la facilidad de poner dos piedras, y usar cualquier cosa como pelota, que permitía que los niños puedan jugarlo en cualquier lado. A eso le sumas el apoyo del gobierno haciendo canchas por todos lados, y simplemente la creciente afición a este deporte ha hecho que sea un deporte tan grande.
Con respecto al vóley, se produjo algo que no he podido entender; este deporte era para niñas. Los niños fútbol, y las niñas vóley. Aquí es donde se puso la soga al cuello al vóley.
Otro hecho importante para el vóley, es que con el pasar de los años, la cantidad de homosexuales se incrementa, y andan buscando un espacio en la sociedad, y buscando una identidad, que hace unos años era más difícil de obtener. La homofobia era algo aceptado, y los homosexuales necesitaban estar unidos para poder afrontar todos los inconvenientes de una sociedad que no era comprensiva.
Como parte de esta búsqueda de identidad, estos deciden comenzar a realizar actividades en común que son entendidas socialmente, como propias de mujeres, expresando su deseo de no pertenecer al género con el que biológicamente nacieron, por lo que comienzan a practicar el vóley, deporte entendido para mujeres. Es aquí donde ocurre el siguiente hito; aquí es una segunda soga que le cae al vóley.
Como dije, para que un deporte tenga acogida, tiene que tener gran cantidad de aficionados, y esto depende de la admiración hacia los deportistas que se crea al tener estos capacidades que los demás no tienen. El problema que se generó con el vóley, es que los homosexuales comenzaron a practicar este deporte, y por lo tanto, generaron la competencia necesaria para que estos sean cada vez mejores, y debido a que era parte de su identidad homosexual, cada vez más homosexuales se unieron a la afición, y generaron aún mayor competencia, llevando a la comunidad homosexual a un nivel de juego muy alto. Esta característica es también fundamental para el desarrollo de un deporte; la competencia. Y biológicamente hablando, no hay género más competitivo que el masculino, y por asuntos hormonales, no hay género más abocado al desarrollo físico-deportivo que el que posee testosterona de manera natural. Entonces ahora tenemos la dinámica deportiva del vóley muy arraigada en el ámbito homosexual. Es así que la gran mayoría de los que practican vóley de manera profesional, son homosexuales, y es así como comenzaron a jugar; como una actividad regular de los homosexuales.
Entonces, tenemos el problema de porqué el vóley no se va a desarrollar en el Perú. No es posible que un homosexual se vuelva el ídolo deportivo, por tener capacidades superiores a los demás, porque si es afeminado, no será un modelo a seguir por la gran mayoría de personas. Los hombres heterosexuales verán a este homosexual afeminado como una loca más, quitando una gran cantidad de hombres que son los que siempre generan la afición deportiva, además de la competencia necesaria, y de la práctica de este deporte, porque el deporte se ha convertido en un deporte de homosexuales, y si yo no soy homosexual, o no quiero serlo, no debo practicar el deporte de homosexuales. Este estigma se ha creado con el vóley, y no podrá desarrollarse a grandes niveles, mientras sea un deporte entendido o para mujeres, o para homosexuales.
¿Qué tenemos que hacer, los que queremos al vóley? Lamento decirlo, pero mis amigos afeminados, van a tener que dejar de serlo al momento de practicar este deporte, si es que lo que quieren es hacerlo grande como se consiguió en Brasil. El vóley que se apoya, es el vóley femenino. Las que son parte de nuestra selección se vuelven heroínas, y las niñas van a querer ser como ellas. No pueden sacar un partido de vóley masculino, porque lo homosexual no es apreciado, y los que jueguen exhiben a leguas que lo son, y son afeminados porque es parte de su identidad, y no se obtiene una imagen de deportistas a imitar. Mientras la mayoría de los que practican el vóley sean afeminados, el vóley no podrá despegar de donde se encuentra.
Aclaro que no es problema que sean homosexuales los que juegan. El problema es que no puede crearse una afición, mientras los que juegan mejor, sean afeminados, porque socialmente no pueden convertirse en ídolos. Si tuviéramos un Giba, sería un ídolo de las masas. Nuestro demoledor Soto, es un ídolo pero en el circuito homosexual, y es un porcentaje muy pequeño como para hacer desarrollar el vóley.
Me gustaría que esta fuera una primera piedra para el cambio en el vóley. A mí me gusta practicar este deporte, pero es bastante incómodo que no tenga con quienes competir sin que hayan “gritos de locas”* por todos lados mientras se juega, porque la sociedad aún tiene de homofóbica, y mientras esta sociedad no cambie, lo afeminado en los hombres no será digno de imitarse.
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*Sobre lo de gritos de locas, hago referencia a los clásicos comentarios en un partido que hacen los homosexuales, cuando juegan. No es que quiera ofender a nadie, pero “gritos de homosexuales” no se entiende tan bien, como “gritos de locas”. Espero sepan comprender.