jueves, 30 de junio de 2011

Sí, me río muy fuerte, pero no es para llamar tu atención.

Es que tú no eres el centro de mi mundo. Lo más probable es que tu existencia me sea indiferente mientras dejo que mi risa explote.
   
   A mí no me molesta reír así, y si a ti te parece de mal gusto, no es algo que me preocupe. 

   Yo ando preocupado en que soy más feliz si no tengo que darle gusto a todos en mi manera de ser. Yo no ando pendiente de qué pensaras tú de mí. Si fueras mi amigo, seguro me aceptarías ruidoso como soy, y si sólo me conoces, ¿para qué te ocupas de mi?

   Así que, tú que te sientes ofendido porque alguien busca llamar tu atención; no me des el gusto de pensar en mí; yo no pienso en ti.

lunes, 27 de junio de 2011

Que los responsables se hagan responsables.

    Yo fui parte del equipo que trabajó en la toma del 2004 de la universidad nacional de ingeniería, en la facultad de ingeniería de Sistemas e Industrial. En esa época, se planearon hacer marchas a diferentes entes gubernamentales encargados del tema de la educación universitaria; Congreso, ANR, y no recuerdo dónde más.

    La violencia nunca fue una opción para nosotros. Sabemos que la violencia desestima nuestros pedidos justos por una mejora en la educación universitaria. Era absurdo y estúpido pensar que de esa forma conseguiríamos los cambios que se necesitaban. Pero no todos pensábamos igual. Por ello era que teníamos que andar preparados para poder controlar a aquellos alumnos que, cegados por su deseo y pasión de mejorar la universidad, pensaban que sí era una opción válida. Por ello, teníamos que tener cuidado con lo que cada uno de los que iban a la marcha, hacían. Yo tuve que pararme frente a un estudiante que estaba a punto de tirarle una piedra a un policía, y este felizmente no cometió la estupidez.
  
     Fuimos aprendiendo como protestar de maneras mejores. Fuimos aprendiendo que lo que debíamos hacer eran cambios de largo plazo. Fuimos aprendiendo a alejarnos de la violencia al momento de nuestros reclamos.
     
     Los barristas, y sus dirigentes, hasta ahora no han podido alejar la violencia del fútbol. ¿Es que no aprenden en todo este tiempo?
     
     En la época que estuvimos hablando al respecto de la mejora de la universidad, conversamos con varios especialistas, y los trajimos a la universidad a dar charlas y conferencias. La única explicación para que las autoridades universitarias no se preocupen en mejorar la universidad, es porque les conviene mantenerlas en ese estado calamitoso.
     
     Lo mismo sucede con los dirigentes del fútbol peruano, y lo mismo sucede con los dirigentes de las barras bravas. La mediocridad de los clubes, la mediocridad de la gestión universitaria, y la violencia de las barras no son gratuitas. Quienes las alientan de manera directa son tan responsables como quienes no las detienen de manera directa o indirecta. Los que tienen cargos de responsabilidad ante grupos de personas no pueden quedarse de brazos cruzados mientras sus dirigidos realizan desmanes. Si no han hecho nada por cambiar esa dinámica, son igual de responsables que el que tira la piedra. Cuando los que no se oponen a la violencia, pero siguen apoyando a sus equipos entiendan que ellos son parte del problema, creo que podremos ver que la violencia en el fútbol, y esa violencia es la que afecta a gran cantidad de gente, porque todos admiten que la violencia solo genera más violencia, pero nadie pareciera estar dispuesta a detenerla.

domingo, 26 de junio de 2011

Yo quiero ser un héroe

   Llegaba a mi casa, y escuché un grito desesperado. Un muchacho gritaba de dolor, y parecía venir de la cuadra de la vuelta de mi casa. Recordé que alguna vez vi un reportaje donde un pata mató a su esposa, quien gritó desesperada por ayuda, y de dolor. La apuñaló n veces. Nadie la auxilió ni durante, ni después. Todos sus vecinos pensaron que alguien más la ayudaría. Nadie hizo nada.
   
    Entonces me fuí a ver si alguien necesitaba mi ayuda. Caminé un poco, y encontré que eran dos grupos de pandilleros peleando. Incluso tuve que correr porque la pelea amenazaba con acercarse donde estaba yo. No podía hacer nada en ese momento. Esos muchachos son los que robarán, o ya roban, y no tendrán un trabajo digno, ni acceso a desarrollar su potencial, y tendrán un hijo que tendrá maximizados sus problemas. Y no podía hacer nada en ese rato. No podía ir a hablar con ellos en ese instante y decirles que no tiene sentido eso que hacen. Que sus viejos no han podido darles oportunidades pero que allá fuera, si se la fajan, pueden ser y hacer lo que quieran. ¿Quién soy yo para ir y decirles algo así?

    Esa no es una solución. La solución real es ir a las casas de cada uno, y ver qué clase de padres tienen, y ver si a través de estos, podemos hacer que esos chicos se dejen de estupideces. Pero claro; el problema que se tendría para "ayudar" al chico, se tendría en mayor proporción para ayudar al padre, porque nadie quiere que le digan cómo hacer las cosas, porque todos hacen el mejor esfuerzo. Seguro que ese papá cree que trabajar es suficiente, y que el chico es grande; que tiene que aprender a tomar sus decisiones, y es verdad; pero eso no nos está resultando. ¿Es que debo quedarme mirando cómo mi barrio se va a la mierda? Pos no. Pero no es fácil. Hay mucho por hacer. Empezaré de a pocos, pero empezaré. En el camino iré resolviendo algunos temas, pero iré resolviendo. No dejaré que mi barrio tenga chicos sin oportunidades, y no porque sea buena gente; es porque no quiero que mi barrio se vaya a la mierda.